Dermatología Clínica

La piel es uno de los órganos más accesibles al ojo humano, esto la convierte en una invalorable ventana que nos aproxima a enfermedades sistémicas (endocrinológicas, autoinmunes, infecciosas, intestinales, etc)

Esta suerte de “cubierta” biológica cumple diferentes funciones:

Nos protege del medio ambiente: tanto de la deshidratación (por su pobre permeabilidad al agua) como de la acción de agentes potencialmente dañinos: como la radiación ultravioleta, la energía eléctrica y las fuerzas mecánicas.

Por su rica vascularización se asegura el mantenimiento de la temperatura corporal, siendo esto crucial para la homeostasis.

Es también una barrera frente a la acción de diferentes agentes patógenos (bacterias, virus, hongos y parásitos).

Su ruptura, ya sea por un traumatismo o por la picadura de algún vector, posibilita el ingreso de los microorganismos. Estos pueden, también, arribar a la piel por diseminación hemática, linfática o por contigüidad y en ocasiones desencadenar reacciones de hipersensibilidad, que se manifiestan con vasculitis.

La piel se convierte, entonces, en un escenario donde tienen inicio complejas reacciones que caracterizan a la respuesta inmune del huésped.

Recientemente se han identificado en ella, moléculas y células que juegan un rol decisivo en los mecanismos de defensa. Estos protagonistas cutáneos importantes de la respuesta inmune son: los péptidos antimicrobianos, (pequeñas moléculas protéicas, que constituyen la primera línea de protección frente a los microorganismos), la vitamina D, y algunas células que actúan como presentadoras de antígenos (células de Langerhans y células dendríticas dérmicas).

La investigación, a nivel molecular, ha permitido reconocer la participación de algunos virus en la etiopatogenia de procesos tumorales que también comprometen la piel como son ciertos linfomas, el sarcoma de Kaposi, carcinomas cutáneos, etc.

Cuanto más se profundiza en el conocimiento de esta especialidad, más se advierte la importancia de este órgano cutáneo, nexo inevitable entre el hombre y el ambiente y herramienta predictiva de gran utilidad para el médico clínico.

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